Pocos o ninguno se atreven ya a negar que estamos viviendo en un escenario bastante propicio para la llegada de una nueva crisis. Cuando la mayoría da por hecha la llegada de una recesión del transporte marítimo que vendrá de la mano de la ya más que comentada recesión global, lo mejor es pensar en la mejor manera de estar preparados ante semejante escenario. Porque una crisis no tiene que ser del todo negativa si sabemos cómo afrontarla.
Las consecuencias de una recesión del transporte marítimo
Cuando tenemos un suceso tan certero en la mirilla del corto plazo, es normal preguntarse por la opinión de los expertos, especulaciones y posibles consecuencias. Pues bien, parece que, en el terreno de la recesión del transporte marítimo, las principales consecuencias con las que lidiar tendrán forma de exceso de capacidad en la industria y una acentuada caída en los precios de los fletes.
Sin embargo, también debemos tener en cuenta que los efectos de la próxima crisis se dejarán notar de manera desigual en el sector. Cuentan los expertos que los países con una infraestructura y sector más desarrollados lograrán ‘capear el temporal’ de mejor manera que aquellos territorios en los que la logística ofrece limitaciones de conectividad y barreras para el crecimiento del comercio marítimo.
Sin embargo, más allá de las particularidades anteriores, no hay que olvidar que el sector del transporte y la logística acumula ya varios trimestres de caída de la demanda o, simplemente, de no crecimiento. Esta circunstancia también nos lleva a pensar que la aparición de una recesión del transporte marítimo provocaría consecuencias nefastas para más de uno.
La tensión política actual no ayuda
En vistas del escenario actual y de los indicadores con los que contamos, uno podría pensar que los gobernantes y dirigentes se han puesto manos a la obra para aportar soluciones o tratar de paliar al máximo la llegada de una recesión del comercio global, que tendría sin duda una afectación directa en el comercio marítimo. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. El escenario político actual ni ayuda ni parece tener mucho interés en ayudar, a pesar de las advertencias que pueda anunciar la OMC.
La batalla comercial entre China y EEUU (que no parece tener fin), el Brexit y toda la incertidumbre que planea a su alrededor, así como la contracción de la economía alemana están echando más leña al fuego para que el sector del transporte marítimo encuentre la llegada de una nueva recesión en un momento de flaqueza que no ayudará en nada.
En este mismo aspecto, El FMI observa que se puede considerar que las crecientes tensiones comerciales tienen el potencial de afectar seriamente el crecimiento global en caso de que se presenten los peores escenarios, y que las condiciones financieras generales están empezando a divergir entre los países, con la probabilidad de que EEUU continúe incrementando las tasas mientras que otros países desarrollados con poca probabilidad seguirán esa tendencia.
¿Puede resultar provechosa una recesión del transporte marítimo?
Sabiendo que el clima y el contexto no ayudan, quizás sea el momento de empezar a valorar la llegada de una nueva crisis como una oportunidad para implementar mejoras en el sector. En este sentido no son pocos quienes apuestan por la búsqueda de la eficiencia o una mejor planificación a nivel de territorios.
Las crisis pueden entenderse también como época de oportunidades, así que quizás la llegada de una recesión del transporte marítimo termina constituyéndose como el punto necesario para que las evoluciones y mejoras a nivel medioambiental, que algunos llevan años esperando, comiencen a implementarse de manera significativa.