Desde el pasado 1 de febrero comenzó a estar activo el tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Japón. Se trata de un acuerdo bilateral que aspira a establecer la mayor área de libre comercio de todo el mundo y que debería repercutir de manera beneficiosa para las empresas de ambos territorios. ¿Será así?
Unión Europea y Japón: una apuesta conjunta
Del mismo modo que uno se puede preguntar si fue antes el huevo o la gallina, también podemos establecer un paralelismo sobre qué comenzó antes, si el interés de Occidente por la cultura oriental o viceversa. Sea como fuere, hace ya tiempo que venimos observando un interés recíproco entre Japón y Europa, un interés que evidentemente también ha gozado de movimientos en el sector empresarial y que ahora podría salir beneficiado exponencialmente.
Hay quien se pregunta sobre qué parte de este acuerdo saldrá más beneficiada o cuenta con mayor interés en que se haya producido. Bueno, pues por la parte que le toca a Europa no se puede negar lo positivo que podría resultar el acuerdo. El Brexit sigue sembrando dudas, retrasos y hasta escepticismo, pero está claro que a la UE le viene muy bien esta nueva baza de Japón para sobrellevar las (probables) pérdidas y sobrecostes generados por el (des)acuerdo del Brexit.
El acuerdo de libre comercio de la Unión Europea y Japón
El nuevo tratado, considerado como el mayor acuerdo comercial del mundo hasta la fecha, consistirá en la supresión de aranceles, aunque de manera progresiva y con algunas excepciones para proteger productos de carácter extraordinario.
El sector industrial es el terreno donde vamos a notar el cambio en primer lugar, pues los aranceles han sido suprimidos desde el primer instante. Sin embargo, en lo relativo a otras áreas, como es el caso de las importaciones de cuero o la automoción, la implantación del acuerdo se va a ir activando de manera escalonada, pudiendo alcanzar hasta los 16 años en el tiempo.
Finalmente, resulta interesante destacar que el acuerdo de la Unión Europea y Japón sitúa uno de los focos más importantes en la comercialización de servicios, la propiedad intelectual y el comercio electrónico. Ambos países entienden el sector servicios como uno de los puntos clave para su economía y, como tal, también han trabajado en incorporar medidas que velen por su buen desarrollo.
Un acuerdo muy positivo para España
Si hacemos caso a las voces expertas en materia, España debería resultar uno de los países más beneficiados por el acuerdo alcanzado. La razón que lo explica es muy sencilla: aunque ya sabemos que los japoneses tienen devoción por Iniesta, nuestros vinos y, por ejemplo, las sevillanas, la presencia de España en Japón aún es bastante reducida. Así lo confirma Narciso Casado, director general de CEOE Internacional, quien ha confirmado la menor presencia de nuestro país en el mercado japonés con respecto a otros socios europeos.
Ahora bien, que la presencia de las empresas españolas sea menor, no significa que el ritmo de implantación o crecimiento sea malo. Esto lo confirma María Peña, consejera delegada de ICEX España, al señalar a Japón como el decimotercer socio en importancia para España, con una presencia en el territorio de 300 empresas, pero con un gran ritmo y margen de crecimiento por delante.
Y las buenas noticias abarcan a todo el tejido empresarial. Actualmente en España existen más de 6.200 empresas que exportan sus productos a Japón, de las cuales el 92% son pymes. Esto significa que el nuevo tratado de libre comercio debería dejarse notar tanto en las cuentas de las grandes empresas del país como en las de los pequeños empresarios.
¿Beneficios para todos?
El libre comercio, prácticamente como todo en esta vida, tiene sus ventajas e inconvenientes. Evidentemente existen ciertos sectores y productos que pueden verse perjudicados por la eliminación de aranceles para sus competidores, así que, atendiendo a esa potencial debilidad, el tratado Unión Europea y Japón (UE-Japón) también contempla la protección de hasta 42 indicaciones geográficas españolas.
Productos como el Azafrán de La Mancha o el Turrón de Alicante se verán beneficiados por la nueva normativa, de forma que los empresarios del sector no salgan perjudicados y los ciudadanos podamos seguir disfrutando de este tipo de productos que no dejan de ser santo y seña de nuestra cultura. En el otro lado de la balanza, productos japoneses como la carne de Kobe o el Sake también disfrutarán de beneficios y protección.
Sobre el papel todo es positivo y la nueva área de libre comercio entre la Unión Europea y Japón, debería resultar todo un éxito. Ahora nos toca observar cómo se desarrolla su implantación y las consecuencias reales que termina obteniendo. Este tipo de situaciones son propicias para ver la eficiencia y competitividad del tejido empresarial de un país/territorio, así que permaneceremos muy atentos.