Para introducir este artículo sobre el ciclo económico de Argentina, tendremos en cuenta que Argentina ha pasado de tener una tasa de crecimiento altísimo a un estancamiento económico severo desde hace poco más de 10 años, así que podemos considerar que Argentina todavía se encuentra en el final de una fase de recesión dentro de su ciclo económico, pese a estar viviendo un modesto ciclo de recuperación en este nuevo ejercicio, amedrentado por un escenario de “estanflación” (estancamiento con inflación elevada).
Es importante tener en cuenta que 2016 fue un año recesivo con fuerte aceleración de la inflación, el 2017 transcurrió con una incipiente recuperación de la economía y con una inflación cercana a la mitad de la registrada en el año anterior, y en 2018 parece que se mantiene dicha dinámica.
Retrospectiva del ciclo económico de Argentina
Hace años, su modelo productivo podía presumir de crecimientos de doble dígito en el PIB per cápita, un aumento significativo del consumo y la inversión y una tendencia continuada de creación de empleo. Ese mismo modelo acabó estancando la economía y desatando la inflación, uno de los principales problemas del país a día de hoy.
Podemos observar que la mayor debilidad del sistema no fue económica, sino monetaria: con una inflación oficial siempre superior al crecimiento de la economía (y siempre inferior a la inflación real), una inestabilidad financiera creciente y una necesidad cada vez mayor de reservas en otras divisas, el gobierno recurrió en 2011 al cepo cambiario, una medida que suponía la prohibición (salvo autorización estatal) para los agentes privados de realizar operaciones de compraventa de divisas, poniendo también trabas a las transferencias de dinero al extranjero.
Su finalidad era mantener la estabilidad de la moneda nacional (el peso) y prevenir la fuga de capitales, pero que, a su vez, produjo varios problemas como:
- Trabas a todas las importaciones.
- Ni el cepo fue capaz de detener la devaluación del peso ni la pérdida de reservas, que derivó en la aparición de múltiples tipos de cambio peso-dólar y de un amplio mercado negro de divisas.
- El hecho de impedir los movimientos de capital hacían al país muy poco atractivo a la inversión extranjera, por la imposibilidad de las empresas de la repatriación de los beneficios.
Para compensar dichas carencias, el gobierno decidió profundizar en la política económica del periodo 2003-2011, aumentando el protagonismo del Estado con políticas fiscales expansivas, con el fin de impulsar el consumo interno y la demanda agregada, sin embargo la financiación de estas políticas tuvo que recaer sobre un fuerte aumento de las retenciones a la exportación y sobre la monetización del déficit.
La acción combinada de estos factores perjudicó gravemente a las empresas argentinas y disparó la inflación, que a su vez lastró el crecimiento.
Los desequilibrios macroeconómicos internos pudieron ser paliados, en mayor o menor medida, por los beneficios de un sector cuyo crecimiento exterior parecía no tener límites, la soja, cuya exportación pasó a ser una de las mayores fuentes de divisas.
Una vez empezaron a tener problemas con dichas exportaciones, de las cuales eran económicamente muy dependientes, la economía argentina entró de lleno en la tendencia recesiva que llega hasta hoy.
Perspectivas de cambio
Actualmente, Argentina, con el fin de paliar la situación actual y tras un cambio político, se enfrenta a un cambio de modelo productivo con pocos precedentes en este siglo, una transición desde una economía intervencionista y proteccionista a otra de libre mercado.
Este cambio tan transcendental, implica una “mejora” del contexto económico, y que ha incluido importantes medidas como la eliminación del cepo cambiario, de los controles de precios y movimientos de capitales así como también de la mayoría de los impuestos a las exportaciones.
La OCD estima que la economía argentina crecerá un 3,2% entre 2018 y 2019, por impulso de las inversiones.
Por otro lado, las autoridades han regularizado la relación con los “holdouts”, y han comenzado a recomponer los desfasajes en las tarifas de los servicios públicos, implementando una política monetaria con objetivos anti-inflacionarios, reconstruyendo las estadísticas públicas (Indec) y restableciendo el diálogo con los organismos financieros internacionales (FMI).
Indicadores económicos
Una vez presentada e introducida, procedamos a analizar con más detalle algunos de los indicadores económicos que nos muestran con exactitud la evolución pasada, presente y futura, de ciertos indicadores del ciclo económico actual de la economía argentina:
Indicadores adelantados
- Licencias de construcción: si comparamos la superficie cubierta autorizada por los permisos de edificación del 2016 respecto al 2017, observaremos que se ha incrementado en prácticamente un 10 por ciento, podemos entender que ha habido un ligero aumento en la concesión de licencias de construcción.
- Horas trabajadas: en Argentina, actualmente, la jornada laboral es, de media, de 39,5 horas semanales, cifra que va aumentando lentamente ya que en situaciones de crisis de empleo, suele verse reducido el promedio de horas extras.
- Movimientos bursátiles: Podemos observar que dicho mercado está remontando respecto a anteriores ejercicios 2017, con un aumento gradual.
- Peticiones semanales de desempleo: en el último ejercicio del 2017, se vieron ligeramente reducidas, pese a que están volviendo a aumentar desde principios de año.
- Pedidos de fábrica: En 2017, la actividad industrial cayó 1,1 por ciento en diciembre en la comparación interanual. El resultado hubiera sido peor si no fuera por la subida del 71,1% de la industria automotriz, por efecto de la comparación con un mes en el que estuvo prácticamente paralizada.
- Expectativas y clima económico: Se registra una mejora para Argentina (+0,6 punto) en el índice de clima económico a mitades del año 2017.
Y si lo situamos en un ranking respecto al resto de países de Sudamérica, podemos observar que dicho índice está en fase de ligero crecimiento.
- Indicador de confianza empresarial (ICE): En Argentina, el ICE pasó de 45,2 puntos a 28,2, con empeoramiento en la evaluación de la situación actual y de las expectativas, coincidiendo con el segundo aniversario de la llegada al poder del presidente Mauricio Macri.
Indicadores coincidentes
- Producción industrial: La producción industrial de diciembre presentó una contracción interanual del 1,5%, y una baja del 0,8% con respecto al mes anterior (desestacionalizada). Con este resultado, la industria cerró el año 2017 con un crecimiento del 1%.
- Niveles Salariales: Cerró el año con una inflación cercana al 21%. El gobierno de Mauricio Macri determinó que la ampliación del salario básico se hará en tres partes a partir de enero y en lo corrido del primer semestre del 2018. El salario base quedó en 544 dólares.
- El Índice de precios consumo actual es del 2,6%, con una previsión de crecimiento bajo a nulo a corto plazo, aunque últimamente está fluctuando.
Indicadores retrasados
- Inflación: No podemos pasar por alto la inflación que sufre Argentina y que afecta de forma directa a su economía, ya que es el séptimo país con la inflación más alta del mundo, actualmente rondando un 24,5%, con unas expectativas de inflación de los consumidores que se ubican en un 28,4% anual para los próximos 12 meses.
En el siguiente gráfico podemos observar el ranking de los países con más inflación:
- Desempleo: La tasa de desempleo, pasó de ser un 8,7% en el último ejercicio del 2017 a aumentar ligeramente en lo que llevamos de año hasta rondar el 9, 5%.
- Tasas de intereses: hoy en día se sitúa entorno el 27,25% anual, por encima de la inflación que concluyó en un 24, 8% acumulado durante el 2017.
Conclusión
En conclusión, el ciclo económico de Argentina, se encuentra en un período de lenta recuperación, donde el crecimiento existe pero sigue siendo frágil”, predominando todavía el período de estanflación, donde existe todavía un estancamiento económico junto a una alta tasa de inflación, uno de los principales problemas de Argentina que lleva arrastrando ya hace unos años.