El gigantesco cambio tecnológico propiciado por las nuevas tecnologías se ha dejado notar en el mundo empresarial de la mano de una notable mejora en los procesos operativos y de control. El comercio global, como muchas otras áreas, se ha visto beneficiado por estos cambios, pero también está notando los peligros en torno a la ciberseguridad del comercio internacional. ¿Existe alguna solución para hacer frente a un problema que provoca pérdidas anuales cercanas a los 500 millones de dólares?
Amenazas para la ciberseguridad del comercio internacional
De hecho, aunque las pérdidas ligadas a fallos en la ciberseguridad del comercio internacional son importantes, se quedan en nada comparadas con los 3 billones de dólares anuales que se calcula que produce el mencionado sector.
Pero una vez ha quedado claro el beneficio y que la solución pasa por combatir los peligros y a quienes intentan sacar tajada de los agujeros en la ciberseguridad, toca también preguntarse cuáles son exactamente los riesgos o problemas a evitar.
Si pretendemos ser sintéticos e identificar el problema de manera global, podemos hablar de dos grandes grupos:
Por un lado, tendremos el llamado espionaje industrial y todos sus derivados, es decir, el riesgo de robo de patentes, ideas, procesos, que conlleva compartir información delicada a través de las redes o canales virtuales.
De otro lado, tampoco podemos olvidar el perjuicio que supone el robo a la privacidad y la protección de datos, pues no son pocos los casos en los que la obtención ilícita de datos personales ha podido derivar en intentos de extorsión o difamación de una figura personal.
Ciberseguridad del comercio internacional
Ante tal situación, actualmente el sector está apostando por dos tipos de soluciones. La primera es mejorar la ciberseguridad del comercio internacional minimizando los riesgos ligados al secreto profesional. En la práctica esto se traduce en una limitación del personal que tiene acceso a datos sensibles o información confidencial ligada a proyectos internacionales. De este modo se reduce considerablemente el riesgo de que un individuo pueda filtrar información indeseada, que también sucede en ocasiones.
La segunda directriz a tener en cuenta en términos de ciberseguridad planea en torno a la fase en la que los datos, información y trabajo han sido volcados a los canales de comunicación.
En este sentido, se puede y se debe incidir en tres grandes áreas:
Seguridad de hardware: Si bien tradicionalmente se ha venido trabajando con cortafuegos o servidores intermedios (proxys) que limiten el acceso a la red. En este momento es casi obligatorio dar un paso más allá y optar por soluciones más eficaces como módulos de seguridad de hardware (HSM) o claves criptográficas para cifrado y autentificación.
Seguridad de software: Uno de los mayores riesgos en cuanto a seguridad de software hoy día, tiene que ver con el método que empleamos para conectarnos a Internet. Optar por programas, antivirus y software diseñados para garantizar la privacidad de nuestra conexión a Internet debe ser obligatorio.
Seguridad de red: Una vez protegidos el material informático y los programas que usamos con él, también debemos poner énfasis en proteger la red y los dispositivos conectados a ella.
Los retos para la ciberseguridad del comercio internacional
Desgraciadamente, a la vista de los últimos ataques perpetrados contra la ciberseguridad del comercio internacional, se ha evidenciado la falta de preparación por parte de las compañías a la hora de anticiparse y protegerse ante unos sucesos que han llegado a afectar a los procesos productivos.
Está claro que algo tiene que cambiar si queremos proteger ese preciado canal de ventas y crecimiento que supone Internet. Como hemos mencionado, las soluciones pasan por un mayor control de la estructura de trabajadores relacionados con la información sensible y una mejor apuesta por los sistemas de seguridad informática. En ambos casos la inversión financiera será requerida, pero por suerte estamos en un gran momento de evolución, en el que la biotecnología, el Big Data o la Inteligencia Artificial pueden ayudarnos a dar ese necesario paso adelante en materia de seguridad.
Ciberseguridad del comercio internacional, un problema más real del que imaginas
El gigantesco cambio tecnológico propiciado por las nuevas tecnologías se ha dejado notar en el mundo empresarial de la mano de una notable mejora en los procesos operativos y de control. El comercio global, como muchas otras áreas, se ha visto beneficiado por estos cambios, pero también está notando los peligros en torno a la ciberseguridad del comercio internacional. ¿Existe alguna solución para hacer frente a un problema que provoca pérdidas anuales cercanas a los 500 millones de dólares?
Amenazas para la ciberseguridad del comercio internacional
Si a alguno se le ha pasado por la cabeza renunciar a las posibilidades que ofrece el mundo virtual para evitar las mencionadas pérdidas, basta con mirar los beneficios para olvidarse de esta idea. Internet y las tecnologías de la información han hecho crecer al comercio internacional de manera exponencial.
De hecho, aunque las pérdidas ligadas a fallos en la ciberseguridad del comercio internacional son importantes, se quedan en nada comparadas con los 3 billones de dólares anuales que se calcula que produce el mencionado sector.
Pero una vez ha quedado claro el beneficio y que la solución pasa por combatir los peligros y a quienes intentan sacar tajada de los agujeros en la ciberseguridad, toca también preguntarse cuáles son exactamente los riesgos o problemas a evitar.
Si pretendemos ser sintéticos e identificar el problema de manera global, podemos hablar de dos grandes grupos:
Ciberseguridad del comercio internacional
Ante tal situación, actualmente el sector está apostando por dos tipos de soluciones. La primera es mejorar la ciberseguridad del comercio internacional minimizando los riesgos ligados al secreto profesional. En la práctica esto se traduce en una limitación del personal que tiene acceso a datos sensibles o información confidencial ligada a proyectos internacionales. De este modo se reduce considerablemente el riesgo de que un individuo pueda filtrar información indeseada, que también sucede en ocasiones.
La segunda directriz a tener en cuenta en términos de ciberseguridad planea en torno a la fase en la que los datos, información y trabajo han sido volcados a los canales de comunicación.
En este sentido, se puede y se debe incidir en tres grandes áreas:
Los retos para la ciberseguridad del comercio internacional
Desgraciadamente, a la vista de los últimos ataques perpetrados contra la ciberseguridad del comercio internacional, se ha evidenciado la falta de preparación por parte de las compañías a la hora de anticiparse y protegerse ante unos sucesos que han llegado a afectar a los procesos productivos.
Está claro que algo tiene que cambiar si queremos proteger ese preciado canal de ventas y crecimiento que supone Internet. Como hemos mencionado, las soluciones pasan por un mayor control de la estructura de trabajadores relacionados con la información sensible y una mejor apuesta por los sistemas de seguridad informática. En ambos casos la inversión financiera será requerida, pero por suerte estamos en un gran momento de evolución, en el que la biotecnología, el Big Data o la Inteligencia Artificial pueden ayudarnos a dar ese necesario paso adelante en materia de seguridad.